Desde febrero de 2021, Beijing ha intensificado la represión en Tíbet con una nueva ola de arrestos, incluida la detención de varios tibetanos prominentes. Los investigadores y monitores tibetanos han informado de al menos 15 casos entre febrero y mediados de abril.
La tolerancia del gobierno chino hacia los derechos de los tibetanos está en su punto más bajo y ha habido un marcado aumento en el control estatal sobre la vida cotidiana y una fuerte represión contra las libertades básicas.
Estos son solo algunos de los casos más recientes:
17 de febrero: Tres adolescentes tibetanos arrestados después de que las autoridades locales descubrieron que no habían registrado un grupo de WeChat. Uno de los detenidos fue torturado con las dos piernas rotas y fue hospitalizado. Dadul, en la foto, fue torturado bajo custodia china y le rompieron ambas piernas. Fue hospitalizado como consecuencia de estas graves lesiones y su familia fue amenazada por las autoridades sobre que no compartieran información sobre su situación.
23 de marzo: Tres escritores y activistas tibetanos detenidos en diferentes lugares del este de Tíbet. Los tres han sido detenidos anteriormente vinculados a la expresión pacífica de sus creencias políticas o sociales.
DRUBPA KYAB (འབྲུག་པ་སྐྱབས། | 支巴加), escritor tibetano y ex maestro, fue arrestado la noche del 23 de marzo de 2021. Anteriormente había cumplido cuatro años y seis meses de prisión por “enviar información ilegalmente al exterior” y por “incitar al separatismo”. Fue puesto en libertad el 1 de agosto de 2013, pero volvió a ser arrestado y detenido otros 17 días por sostener un retrato de Su Santidad el Dalai Lama en una reunión para celebrar su liberación de la prisión. Se desconoce su paradero.
GANGBU YUDRUM (གངས་བུ་གཡུ་དྲུམ། | 岗布优博), monje tibetano del condado de Serthar, Kham fue arrestado la noche del 23 de marzo de 2021. Anteriormente fue encarcelado dos veces en 2008 y 2012 por ejercer pacíficamente su derecho a la libertad de expresión, reunión y asociación, cuando cumplió una condena acumulativa de cinco años. Se desconoce su paradero.
SEYNAM (བསོད་ནམས། | 塞朗), maestro tibetano, fue arrestado la noche del 23 de marzo de 2021. Anteriormente, las autoridades chinas lo detuvieron por su activismo pacífico en septiembre de 2020 después de asistir a un «Foro comunitario sobre el bienestar de los padres de la tierra de las nieves». Se desconoce su paradero.
Entre el 31 de marzo y 2 de abril: Tres tibetanos detenidos
TSERING DOLMA (ཚེ་རིང་སྒྲོལ་མ། | 次仁卓玛) fue arrestada entre el 31 de marzo y el 2 de abril de 2021. Fue encarcelada en 2008 después de participar en el levantamiento de 2008 y nuevamente arrestada en 2012. Desde que salió de prisión, Tsering Dolma ha desarrollado múltiples problemas de salud graves. Ha sido fuertemente vigilada desde su primer arresto hace más de una década.
Estatus: Se desconoce su paradero.
OTROS DOS TIBETANOS NO IDENTIFICADOS TAMBIÉN DETENIDOS
Estas detenciones son parte de una represión a gran escala en Tíbet, dirigida a los tibetanos por simplemente participar en las actividades cotidianas, incluido enviar mensajes de texto a amigos y familiares.
Estas detenciones se han convertido en una práctica habitual de las autoridades chinas, ya que intensifican sus esfuerzos para profundizar el clima de miedo y represión en Tíbet, y aplastar las voces disidentes.
A los tibetanos detenidos se les suele calificar de ‘poner en peligro la seguridad del Estado’ y sus acciones son reprimidas de inmediato. Las demostraciones públicas de apoyo al Dalai Lama, la escritura de canciones que critican el trato represivo, los llamamientos a la autonomía política o incluso la búsqueda de la libertad cultural o religiosa básica pueden llevar a que China acuse de ‘separatismo’.
Expertos de derechos humanos han analizado que la tortura en Tíbet es endémica y es utilizada por las autoridades chinas de forma sistemática y rutinaria contra los tibetanos bajo custodia. Los resultados muestran que el nivel de violencia dirigido a los prisioneros políticos tibetanos es frecuente, extremo y provoca que los tibetanos queden con graves cicatrices después de un período de detención, que incluyen parálisis, pérdida de extremidades, daños en órganos y traumas psicológicos graves.
Innumerables tibetanos continúan recluidos en régimen de incomunicación durante períodos prolongados y se les niega el acceso a abogados y familiares.
Las autoridades chinas han afirmado anteriormente que los departamentos legislativo, administrativo y judicial respaldan las medidas contra la tortura. Sin embargo, no hay indicios de investigaciones sobre muertes bajo custodia o poco tiempo después de la liberación o denuncias de tortura y malos tratos. Hasta la fecha, no hay pruebas de que se haya investigado un solo caso de tortura en Tíbet ni de que se haya responsabilizado a los perpetradores.