MUERTE Y TORTURA BAJO CUSTODIA CHINA
MUERTE Y TORTURA BAJO CUSTODIA CHINA
La situación de los derechos humanos en Tíbet se ha deteriorado rápidamente a lo largo de los años y la reciente muerte del campesino tibetano Lhamo poco después de ser liberado de la custodia china es el último de una larga lista de casos que requieren un mayor escrutinio. Hemos visto un marcado aumento en el control estatal sobre la vida cotidiana, un aumento en la criminalización de las formas no violentas de protesta y una fuerte represión contra la libertad de expresión, asociación y reunión.
El 6 de febrero de 2021, Kunchok Jinpa, un guía de turistas tibetano que cumplía una condena de 21 años murió en el hospital de Lhasa, la capital de Tíbet. Kunchok Jinpa había sido trasladado de la prisión al hospital en noviembre de 2020, sin que su familia tuviera conocimiento de ello.
El 29 de enero de 2012, su familia se enteró de que debía someterse a un tratamiento de emergencia. Fuentes locales dijeron que había sufrido una hemorragia cerebral y estaba paralizado. Murió unos días después.
Kunchok Jinpa fue arrestado el 8 de noviembre de 2013 en el condado y posteriormente condenado por “filtrar secretos de estado” después de compartir información con medios extranjeros, incluyendo redes sociales, acerca del medio ambiente local y otras protestas. Desde su detención, no había habido información sobre su paradero y hasta ahora no había habido noticias sobre su juicio o condena.
En enero de 2021, Tenzin Nyima, monje de 19 años murió a causa de las heridas que le infligieron bajo custodia china. Tenzin Nyima y otros monjes protagonizaron una manifestación pacífica frente a la comisaría de policía local durante la cual lanzaron folletos al aire y pidieron la independencia de Tíbet.
Tenzin Nyima fue arrestado en noviembre de 2019 y liberado en mayo de 2020 pero fue arrestado nuevamente el 11 de agosto de 2020 por supuestamente compartir la noticia de su arresto y contactar a tibetanos en el exilio en India.
En octubre de 2020 la familia de Tenzin fue contactada por la policía y se les informó que su salud se había deteriorado y que ahora se encontraba en estado de coma. Su familia lo pudo ingresarlo con éxito en el hospital casi dos meses después, aún en coma, el 1 de diciembre. Murió poco después.
Otros seis jóvenes tibetanos, incluido un joven de 16 años, fueron condenados a hasta cinco años de prisión por participar en las mismas protestas pacíficas.
Lhamo, una mujer de 36 años y madre de tres hijos, quien gozaba de buena salud antes de su detención, fue detenida por las autoridades en junio de 2020 y acusada de enviar dinero a familiares u otros tibetanos en India. Fue detenida dos días después que su prima Tarpa, quien también fue detenida por el mismo cargo.
La familia de Lhamo fue citada para visitarla en el hospital en agosto, donde la encontraron gravemente magullada e incapaz de hablar. Murió dos días después, y su cuerpo fue incinerado de inmediato, lo que impidió una investigación sobre las circunstancias que rodearon su muerte. Existe una gran preocupación por el hecho de que el cuerpo de Lhamo presentaba signos incriminatorios de tortura y otras pistas sobre los motivos de su muerte.
Defensores de los derechos humanos tibetanos son etiquetados sistemáticamente como ‘que ponen en peligro la seguridad del Estado’, ‘terroristas’ antiestatales o inspirados por una ‘agenda separatista’, y sus acciones son inmediatamente reprimidas. Las demostraciones públicas de apoyo al Dalai Lama, los llamamientos a la autonomía política o incluso la búsqueda de la libertad cultural o religiosa básica pueden dar lugar a acusaciones por parte de China de ‘separatismo’.
Expertos en derechos han analizado que la tortura en Tíbet es endémica y es utilizada habitualmente por las autoridades chinas contra los tibetanos bajo custodia. Sus hallazgos muestran que el nivel de violencia dirigido a los prisioneros políticos tibetanos es frecuente, extremo y da como resultado que los tibetanos queden en condiciones de vida prolongadas y potencialmente mortales después de un período de detención, que incluyen parálisis, pérdida de miembros, daño de órganos, así como trauma psicológico grave.
Innumerables tibetanos continúan recluidos en régimen de incomunicación durante períodos prolongados y se les niega el acceso a abogados y familiares. Tarpa la prima de Lhamo está entre ellas.
Un número alarmante de tibetanos sigue muriendo bajo custodia o poco después de ser libertados, y los signos incriminatorios de tortura y otras pistas sobre las razones de la muerte, generan una gran preocupación. Además, las autoridades chinas son conocidas por negar a las familias el acceso a los cuerpos que han muerto bajo custodia, incluido el prominente monje y líder comunitario Tenzin Delek Rinpoche, quien murió mientras estaba bajo custodia en 2015.
Además de la historia de Lhamo antes mencionada, a continuación se destacan cuatro casos de tibetanos que han muerto o permanecen en estado crítico desde abril de 2019, después de ser liberados de la custodia china. Debido a las estrictas limitaciones en el acceso a Tíbet y la represión de los flujos de información, es extremadamente difícil representar una lista definitiva de casos o incluso el número total de detenciones políticas de tibetanos.
El 17 de febrero, Samdup, ex monje tibetano y preso político, murió a los 50 años de una enfermedad relacionada con la diabetes. Fue encarcelado durante siete años tras su participación en una protesta pacífica en Lhasa en 1992 junto con 12 monjes de su monasterio.
El 6 de diciembre de 2019, Tsegon Gyal, bloguero y periodista tibetano, salió de la cárcel en muy mal estado de salud. Gyal fue arrestado a raíz de un blog que publicó en el que criticaba la política restrictiva de ‘unidad étnica’ del gobierno chino. Estaba cumpliendo una condena de tres años por cargos de «incitación al separatismo». A menos de un mes después de su liberación, Tsegon Gyal fue ingresado en el hospital donde fue sometido a una cirugía de vesícula biliar el 14 de enero de 2020. Se dice que su estado es crítico.
En abril de 2017, durante su 78° período de sesiones, el Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre la Detención Arbitraria criticó al gobierno chino por el trato que dio a Tsegon Gyal y pidió su liberación.
A finales de noviembre de 2019 Jimtri, el hermano del nómada tibetano y defensor de los derechos ambientales, A-Nya Sengdra, murió en el hospital de Xining, provincia de Qinghai, después de pasar casi un año detenido. Jimtri, de 54 años, fue arrestado el 15 de diciembre de 2018 por la Oficina de Seguridad Pública en el condado de Gade y el 26 de julio de 2019 fue acusado de «reunir personas para perturbar el orden social». Aún no se han confirmado la fecha precisa de su muerte y las circunstancias que la produjeron.
El 26 de abril de 2019, Pema Wangchen, ex detenido político de alrededor de treinta años, murió en un hospital de Chengdu, capital de la provincia de Sichuan, a causa de una enfermedad prolongada a raíz de las lesiones sufridas tras pasar un mes y cuatro días bajo custodia policial donde estuvo gravemente golpeado y sometido a tortura a principios de 2016. Pema fue arrestado después de que un video de él cantando el himno nacional tibetano prohibido en una reunión pública se volviera viral en Wechat en 2016.
Las autoridades chinas han afirmado anteriormente que los departamentos legislativo, administrativo y judicial mantienen las medidas contra la tortura. Sin embargo, no hay indicios de investigaciones sobre muertes bajo custodia o poco después de la liberación o denuncias de tortura y malos tratos. Hasta la fecha, no hay pruebas de que se haya investigado un solo caso de tortura en Tíbet ni de que se haya responsabilizado a los perpetradores.